Ambos términos, accidente de tránsito y siniestro vial, se refieren a eventos donde hay un daño en la vía pública. Sin embargo, su distinción es crucial para la seguridad vial y tiene implicaciones legales y sociales.
Accidente de Tránsito
El concepto de accidente de tránsito se asocia a un evento inesperado, fortuito e inevitable. La palabra "accidente" sugiere que no hay un responsable directo y que el suceso no pudo ser prevenido. Por ejemplo, si un árbol cae sobre un vehículo debido a una tormenta inesperada, ese evento se consideraría un accidente. Históricamente, este era el término predominante en la legislación y el lenguaje común, y a menudo llevaba a una percepción de que los choques y colisiones eran simplemente una "mala suerte" o un suceso del azar o producto del destino.
Siniestro Vial
El término siniestro vial ha ganado fuerza en los últimos años, principalmente por su enfoque en la responsabilidad y la evitabilidad. Un siniestro no es fortuito, sino que tiene una causa identificable ligada a un factor de riesgo. Estos factores pueden ser:
-Factor humano: El más común, incluye la distracción (uso del teléfono móvil), el exceso de velocidad, conducir bajo los efectos del alcohol o el cansancio.
-Factor mecánico: Fallas en el vehículo como frenos defectuosos, llantas en mal estado o dirección dañada, causas al fin y al cabo atribuibles también al factor humano.
-Factor de la vía: Condiciones de la vía como falta de señalización, iluminación deficiente o mala infraestructura (también atribuibles al ser humano)
-Factor del entorno: Condiciones climáticas como lluvia o niebla. No podemos controlarlo pero sí podemos controlar la manera de conducir en condiciones climáticas adversas.
La adopción del término siniestro vial busca cambiar la percepción social, reconociendo que la mayoría de estos eventos son previsibles y que la educación vial, la conciencia y el respeto por las normas son la clave para reducirlos. Desde una perspectiva jurídica, un siniestro vial permite identificar más fácilmente una negligencia o imprudencia que puede llevar a sanciones.
La diferencia es más que semántica; es un cambio de paradigma que pasa de ver estos eventos como simples incidentes a reconocerlos como un problema de salud pública que debe ser abordado con políticas de prevención más efectivas y controles más efectivos por parte de las autoridades.
El cambio del término "accidente de tránsito" a "siniestro vial" no es solo una cuestión de vocabulario, sino que responde a un cambio de paradigma fundamental en la forma en que se entienden y abordan estos eventos. Varias organizaciones y expertos en seguridad vial, incluyendo la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras entidades a nivel iberoamericano como la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Víctimas contra la Violencia Vial (FICVI), han impulsado este cambio por las siguientes razones:
-Enfoque en la responsabilidad y evitabilidad:
La palabra "accidente" sugiere un suceso fortuito, imprevisible y, por lo tanto, inevitable. Esto tendía a diluir la responsabilidad de los involucrados y a fomentar la idea de que estos eventos eran producto del azar o la mala suerte.
El término "siniestro vial" resalta que la mayoría de estos eventos tienen causas humanas o fallas que pueden ser prevenidas. Al utilizar "siniestro", se subraya que hay factores de riesgo que, si se gestionan adecuadamente, pueden evitar el desenlace trágico. La intención es pasar de una visión pasiva a una proactiva en la seguridad vial.
Reconocimiento como Problema de Salud Pública:
Las lesiones y muertes en las vías no son hechos aislados, sino un problema de salud pública global. Al igual que otras enfermedades o epidemias, los siniestros viales tienen causas y factores de riesgo que pueden ser identificados, analizados y prevenidos con estrategias adecuadas.
Este cambio de terminología ayuda a sensibilizar a la sociedad y a las autoridades sobre la gravedad del problema, incentivando la adopción de políticas públicas más efectivas y una mayor inversión en seguridad vial.
Cambio en la Percepción Social:
El uso de "accidente" podía llevar a una minimización del impacto y las consecuencias de estos eventos. Al hablar de "siniestro", se busca generar una mayor conciencia sobre las pérdidas humanas, físicas y materiales que conllevan.
Se busca un cambio cultural en el que se entienda que la mayoría de estos eventos no son "casualidad", sino el resultado de comportamientos de riesgo o fallas en el sistema vial.
Implicaciones Legales y de Políticas:
Al categorizar un evento como "siniestro", se facilita la identificación de responsabilidades y la aplicación de la ley. Esto permite un abordaje más riguroso en los procesos judiciales y administrativos, y fomenta una mayor diligencia por parte de los conductores y todos los actores de la vía.
Las políticas de seguridad vial se enfocan entonces en la prevención de riesgos (exceso de velocidad, uso del alcohol, distracciones, etc.) en lugar de simplemente reaccionar a los "accidentes".
En conclusión, el cambio de terminología es una herramienta para transformar la mentalidad colectiva y promover un enfoque más activo y responsable hacia la seguridad vial, reconociendo que la gran mayoría de estos lamentables sucesos son evitables. Con estos análisis SISPROCOL S.A.S., quiere ccontribuír a este cambio cultural y salvar vidas .
